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Cirugía Oral e Implantes

Los implantes dentales son una buena opción para reemplazar uno o varios dientes ausentes, sin afectar a otras piezas (puentes fijos). Es un tratamiento que se utiliza desde hace suficientes años como para considerarlo seguro y fiable. Además nos permiten plantear soluciones que mejoran considerablemente la calidad de vida de los pacientes.

Una buena manera de explicarlo sería comparar un implante dental con un diente natural.

El diente se compone de una parte visible en boca, que es la corona, y una no visible, bajo la encía, que es la raíz. Cuando se ha perdido un diente, se pierde tanto la corona como la raíz. Para reemplazar esta raíz, utilizaremos un implante de titanio que colocaremos dentro del hueso, en un “lecho óseo” que nosotros haremos con anestesia local.

Los implantes dentales requieren una fase inicial de integración, durante la cual se va formando hueso nuevo alrededor del mismo provocando su integración en nuestra boca.

Una vez se ha completado esta fase, podemos entender que tenemos una nueva raíz, donde podremos colocar un soporte que llamamos pilar, sobre el cual uniremos la corona del diente.

Las técnicas quirúrgicas que se utilizan actualmente nos permiten ser muy conservadores, simplificando la intervención y proporcionando un post-operatorio más confortable para el paciente.

El Implantólogo, previamente realiza un estudio compuesto de una ortopantomografía (radiografía panorámica) y en los casos necesarios de un TAC, para examinar las características del hueso de cada paciente y poder ofrecerle la solución más adecuada para cada caso, así como una correcta planificación de la intervención.

Mediante esta técnica, se pueden sustituir dientes de manera individual consiguiendo su integración total con las piezas naturales que conserva el paciente, sin que se aprecien diferencias entre ambos ni estética ni funcionalmente.

 

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La colocación de implantes dentales también permite fijar su dentadura removible. Esta opción es muy útil para usuarios de prótesis convencionales que presentan movilidad, heridas en la encía o que no están contentos con los ganchos metálicos o el paladar que cubre el cielo de la boca.

Estos casos se resuelven con un grado de satisfacción altísimo para el paciente, que ve como su prótesis mejora estéticamente (al desaparecer los ganchos), en comodidad (al eliminar el paladar) y funcionalmente (al desaparecer las heridas que provoca la movilidad, pudiendo comer de todo sin preocuparse de ser portador de una prótesis).

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