Conclusiones del I Congreso Nacional interdisciplinario COVID-19, que concluyó el pasado sábado 19 de septiembre.

LA EXTRAÑA INMUNIDAD GENERADA:

Tras la infección más de la mitad de los pacientes generan anticuerpos específicos de muchos tipos, sobre todo IgG en los primeros días, cuando la respuesta normal del organismo es de unas dos semanas.

Estos anticuerpos disminuyen de forma considerable a los 2 ó 3 meses.

Por tanto, no hay evidencias de que una vez pasada la enfermedad se esté libre de una segunda infección ni durante cuánto tiempo.

Aunque se haya generado una cierta “memoria inmunológica”, no se sabe qué parte del sistema inmune es necesario activar.

EL PRONÓSTICO UNA VEZ CONTRAIDA LA ENFERMEDAD

Es independiente de la carga viral presente.

Lo peor, ser mayor: a partir de 50 años, por cada tramo ascendente de 5 años la tasa de mortalidad aumenta en un 50%, llegando a una mortalidad de más del 50% en los mayores de 80 años.

El nivel de conciencia y la auscultación crepitante fueron los parámetros de peor pronóstico en la primera oleada aunque se están observando perfiles diferentes en lo que llevamos de esta, sobre todo en lo que se refiere a la edad.

LAS SECUELAS, DIGNAS DE ESTUDIO     

La mitad de las personas que han pasado la enfermedad presenta síntomas persistentes y/o alteraciones radiológicas hasta 3 meses después.

Esta sintomatología no guarda relación con la gravedad inicial de la enfermedad. Aproximadamente, un 40% de los pacientes que están sufriendo actualmente por las secuelas, no llegaron a estar ingresados durante la infección. 

 

NIÑOS

Durante la pandemia la mayoría de los niños no llegaron a ingresar, sólo 213 de los 250.000 que se estima que se infectaron, y los que lo hicieron presentaron una buena evolución clínica y sin secuelas.

Por lo que nada hace presagiar que esto vaya a cambiar en cuanto a ellos. Más preocupante es su papel como transmisores en su entorno, padres, abuelos…por lo que es importante concienciar a los niños de la importancia de cumplir con las medidas de protección.

CONFLUENCIA CON LA GRIPE

De cara al otoño e invierno hay opiniones encontradas entre los especialistas, por un lado la sintomatología del COVID es superponible a la de las infecciones de todos los años pero por otro, también se espera que las medidas de prevención que se están aplicando (higiene de manos, uso de mascarillas, distancia social….), sirva también para disminuir la incidencia de todas las patologías respiratorias.

Hay muchas esperanzas también depositadas en la utilización del test para diagnóstico simultáneo gripe A/B- SARS-COV-2.

 

EFICACIA DE LOS TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS

La tan traída y llevada hidroxicloroquina, al final no funcionó, pero sí lo están haciendo los viejos corticoides.

Más que probada la utilidad del tratamiento con remdesivir y en ensayo varios antivirales más.

Buenas expectativas también para la administración de plasma de convalecientes.

Y se continúa probando. La melatonina ha sido la última en aparecer en escena, parece ser que con buenos resultados.

En este sentido, podemos estar tranquilos.

Por su parte, ya no queda duda de la seguridad de continuar los tratamientos establecidos con antihipertensivos o antiglucémicos orales.

¿Y LA(S) VACUNA(S)?

Porque se habla de la vacuna, pero serán varias las que convivan con nosotros.

Actualmente, según la OMS, se investigan en todo el mundo 176, de las cuales 3 van más avanzadas (son las de Moderna, Can Sino y la de la Universidad de Oxford de Astra Zéneca, que retoma sus ensayos)

Todas diferentes. Tanto por los inmunógenos como por el proceso tecnológico, y por tanto, nos vamos a encontrar con vacunas que combatan rápidamente la pandemia, con otras que sirvan de prevención, que sean aptas para diferentes tipos de pacientes, con diferente forma de administración según el número de dosis necesarias….

Así que el hecho de que llegue “la vacuna” no significa que vayamos a estar salvados ya. Habrá mucho más que hablar.